05 Nov Tratamiento de fisioterapia en los postquirúrgicos de rodilla mediante método Pilates
Tanto en numerosas cirugías de rodillas como en algunas lesiones inflamatorias de rodilla, nos encontramos en nuestra práctica diaria, unos síntomas objetivos similares que tratamos con diversas técnicas.
El fin de este artículo, es que contemplemos entre ellas, una técnica que a día de hoy, esta siendo empleada en un sin fin de lesiones, patologías y postquirurgicos, pero que en este caso, podría solucionar todos aquellos tratamientos que no llegan al paciente o que acaban demasiado rápido por ser largos y costosos, y que mediante el método pilates podrían ser tratados de manera grupal.
¿A qué nos referimos con signos y síntomas similares ante distintas lesiones de rodilla?
Pues bien, en todos estos cuadros, hay una primera fase de recuperación, en la que el fisioterapeuta, encamina el tratamiento hacia la recuperación del balance articular, la disminución del dolor y la inflamación, la tonificación la musculatura que ha quedado debilitada o que no queremos que se atrofie, y a evitar daños en otras estructuras por el mal uso de la articulación a recuperar.
En esta fase se realizan tecnicas muy variadas que se realizan en una clínica fisioterapia y todos conocemos y dominamos tales como la cinesiterapia pasiva y pasivo-asistida, radiofrecuencia, electroestimulación, estiramientos, masoterapia… y por supuesto, ejercicios terapéuticos que podríamos sin lugar a dudas basar en pilates.
En una segunda fase en la que la agudeza de la lesión el postoperatorio inmediato se ha superado, el paciente suele haber recuperado el rango articular casi al completo y nuestros objetivos prioritarios cambian y pasan a tratar la debilidad o atrofia de la musculatura de la zona y la elasticidad de las partes blandas no solo de la zona sino también de regiones próximas y en algunos casos incluso regiones mas alejadas.
En esta fase realizamos numerosas tecnicas también tales como fortalecimiento muscular activo y activo-asistido, masoterapia, tecnicas de estiramiento variadas, tecnicas de reeducación postural y en general una serie de ejercicios terapéuticos que sin lugar a dudas también como en la fase anterior, podrían estar liderados por los ejercicios del método pilates por el claro cumplimiento de varios de estos objetivos.
Y por ultimo si nos vamos a la fase de recuperación funcional y readaptación a la vida diaria, que es la tercera y última, nos planteamos objetivos tales como tonificación muscular hasta la normalización y simetría de la musculatura, reeducación del gesto diario (marcha, gesto deportivo…) y recuperación de la propiocepcion, del equilibrio y otras cualidades físicas básicas que se hubiesen visto alteradas según patología.
En esta fase, es evidente que habrá que realizar ejercicios más exigentes o resistidos, con mayor componente propioceptivo, ejercicios de coordinación y aumento de equilibrio así como ejercicios en los que finalicemos esa recuperación y adaptación al gesto deportivo o a las actividades diarias.
En este sentido, los ejercicios que se basan en el método pilates, logran casi en un 100% estos objetivos, y por eso, desde aqu vamos a repasar un programa adecuado justificando el uso de estos ejercicios en las 3 fases.
En una primera fase, los objetivos que podríamos cumplimentar con el método pilates serian:
- recuperar el tono de la musculatura de la zona afecta, contribuyendo así a la recuperación del rango articular perdido y a ir disminuyendo las restricciones de movilidad debidas a los acortamientos de partes blandas que durante este periodo inflamatorio o el que haya sufrido la zona anteriormente por inmovilidad.
- mantener la potencia y resistencia de la musculatura adyacente que como consecuencia de la inmovilidad haya podido verse disminuida, asi como contribuir al estiramiento muscular y fascial de estas estructuras adyacentes debido al peligro que tienen en esta fase de verse alteradas y perjudicadas.
A continuación, detallaremos una sesion protocolizada que cumple dichos objetivos, y ordenada por intensidad y correcto protocolo de una sesión ordenada de pilates:
- estabilizaciones lumbo-pélvicas en decúbito supino con las caderas y rodillas en flexión y pies apoyados en el suelo, tanto a poner los miembros inferiores en posición de tablero como a posición de extensión máxima de caderas y rodillas.
- preparación abdominal.
- puente de hombros.
- preparación de espalda.
- nadando.
- medio rodar atrás o rodar arriba sentados en una elevación.
- oblicuos con brazos libres con pies en el suelo.
- estiramiento de isquiotibiales modificado.
- flexoextension de cadera en decúbito lateral.
- rocking básico unilateral sin elevación del tronco del suelo.
En la segunda fase, los ejercicios basados en pilates contribuirán de forma exitosa, en primer lugar a aumentar la fuerza en general de la zona afecta y la periferia y en segundo lugar contribuirán a reeducar la postura gracias al estiramiento y la estabilización del raquis y articulaciones adyacentes.
Los ejercicios que en una segunda fase, podrían protocolizar nuestras sesiones justificados evidentemente, serán los siguientes:
- calentamiento de estabilizadores.
- preparación abdominal con piernas en tablero y en neutro lumbopelvico.
- preparación de espalda con extensión de cadera.
- estiramiento de columna sobre una elevación para cortados de cadena posterior y rodillas extendidas.
- nadando.
- puente de hombros elevando rodilla al pecho alternativamente.
- círculos de cadera con banda elástica.
- cien con piernas en tablero.
- soporte posterior con rulo bajo rodillas si es necesario y la estabilidad de la rodilla aun no esta lo suficientemente asegurada.
- soporte anterior mano-rodilla / mano-pie: a elegir según la estabilidad de la rodilla.
- estiramiento de una pierna.
- glúteos en prono en principio sin aro.
- teaser básicos en neutro y si es necesario con ayuda de banda elástica.
- extensión de cadera unilateral desde cuadrúpedia.
En la tercera fase, los ejercicios del método pilates contribuirán sin duda a fortalecer aumentando la fuerza y resistencia de los músculos afectos y adyacentes, ayudando de esta manera también a la recuperación del gesto deportivo o las avd. En segundo lugar, el componente de estabilización de raquis del método pilates, es efectivamente el óptimo para disminuir las compensaciones que el raquis y otras articulaciones adoptan por la alteración de la marcha durante el periodo de recuperación. Además los ejercicios conllevan una mejoría notable de la estabilidad del individuo en general, lo cual aumenta el éxito en cuanto a la recuperación del equilibrio y la propiocepcion del individuo.
Un protocolo adecuado si el paciente hubiese superado los protocolos anteriores seria el siguiente:
- preparación abdominal con piernas en tablero y con aro entre tobillos.
- nadando con banda elástica rodeando tobillos.
- puente de hombros con pies en rulo.
- rodar arriba con banda elástica rodeando tobillos.
- zambullida.
- twist.
- oblicuos con brazos libres , flexión de cadera de 90 y extensión de rodillas, o alternando flexión y extensión de rodillas.
- estiramiento de las dos piernas.
- soporte posterior elevando rodilla al pecho alternativamente.
- soporte anterior extendiendo la cadera y-o soporte anterior con pies en fitball.
- estabilidad lateral.
- glúteos en prono con aro.
- cobra.
- rocking.
Efectivamente los ejercicios en las 3 fases van avanzando según la superación o no de la fase anterior. Serán superables por otro tipo de características personales y no solo intrínsecas a la recuperación de la lesión, tales como edad del paciente, patologías previas, estado general de salud, si realiza o no otros deportes, psicología y cognición del paciente, etc. En líneas generales estas fases con sus ejercicios serían ejecutables en individuos sanos, de edad adulta y con buenas condiciones psico-físicas.
En definitiva, es evidente que el método pilates y ejercicios basados en los principios de estabilización del mismo, son completamente aplicables en este tipo de lesiones y evitan las complicaciones músculo-esqueléticas más representativas de las mismas, principalmente:
- el acortamiento del posas iliaco y el cuadriceps sobre todo el recto anterior.
- el flexo de cadera y por tanto la alteración en la marcha y compensación del resto de estructuras debida de estos acortamientos.
- la debilidad de la musculatura isquiotibial sobre todo en trabajo excéntrico y combinada con la estabilización lumbopelvica para evitar las compensaciones en la estática.
- los dolores raquídeos derivados de la mala postura.
- las asimetrías posteriores y por tanto el riesgo de sufrir otro tipo de alteraciones biomecánicas como consecuencia de las mismas.
- inflamaciones tendinosas o sobrecargas musculares derivadas durante todo el proceso de un escaso tratamiento de fisioterapia o de una falta de ejercicios que no solo se centran en rodilla y periferia sino también en la reeducación postural y la estabilidad raquídea y por tanto central del paciente.
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05Nov
¿Cuáles son las principales lesiones en fútbol?
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